lunes, 31 de agosto de 2009

Ulises en el Pirineo...

Entre los escritos en prosa de Mn. Jacint Verdaguer, hay unas cuantas rondalles o leyendas populares. Entre ellas, una titulada El mariner de Sant Pau recuerda sustancialmente un episodio del canto XI de la Odisea de Homero:

Mas, luego que en tu mansión hayas dado muerte a los pretendientes, ya con astucia, ya cara a cara con el agudo bronce, toma un manejable remo y anda hasta que llegues a aquellos hombres que nunca vieron el mar, ni comen manjares sazonados con sal, ni conocen las naves de encarnadas proas, ni tienen noticia de los manejables remos que son como las alas de los buques. Para ello te diré una señal muy manifiesta, que no te pasará inadvertida. Cuando encontrares otro caminante y te dijere que llevas un aventador sobre el gallardo hombro, clava en tierra el manejable remo, haz al soberano Poseidón hermosos sacrificios de un carnero, un toro y un verraco, y vuelve a tu casa, donde sacrificarás sagradas hecatombes a los inmortales dioses que poseen el anchuroso cielo, a todos por su orden. Te vendrá más adelante y lejos del mar una muy suave muerte, que te quitará la vida cuando ya estés abrumado por placentera vejez; y a tu alrededor los ciudadanos serán dichosos. Cuanto te digo es cierto. (Homero, Odisea, XI, 120-137)

Verdaguer sitúa su historia en tierras de Girona: un marinero sale de l'Empordà, tras perder barco y familia, y termina su viaje, en busca de hombres que no conozcan el remo, en el pueblo de St. Pau de Segúries. A diferencia de Ulises, que deja el remo y regresa a Ítaca, el marinero de Verdaguer se instala en el pueblo.


En la actualidad, en St. Pau de Segúries (aunque dentro ya del término municipal de Camprodón) existe una gran masía llamada "El Mariner", dedicada ahora a casa de turismo rural. Da acceso al conjunto de edificios una puerta con arco, en cuya parte superior hay un relieve de un barco, y el nombre y año de su construcción. Quien desee ver el conjunto, puede visitar la pàgina web de "El Mariner".


Hasta no hace mucho, en una plaza del pueblo, al lado de la carretera, se podía ver una pequeña barca en una zona ajardinada...


En St. Pau de Segúries hay otro vestigio importante de la cultura clásica: un largo tramo de la vía romana de Capsacosta, que unía el Pirineo con el Empordà. Hace unos años fue consolidado y museizado mínimamente. El recorrido, que ha de hacerse a pie (unos 8 km, ida y vuelta), parte de St. Pau de Segúries. Puede verse la ruta -con fotos- en esta página.

(Este post va dedicado a cuantos tienen la suerte de impartir una asignatura llamada familiarmente "Referentes". Y, entre ellos, a Ana, causante de esta publicación...).

lunes, 24 de agosto de 2009

"Reivindicación del latín"

Leí ayer, gracias a Carlos, un sabroso artículo de Ian Gibson titulado "Reivindicación del latín".
Recomiendo su lectura aunque el contenido es bien conocido por casi todos. Porque, además del abandono del latín en muchas esferas, incide en un aspecto que creo fundamental: el método.

Ya en muchas de sus obras Comenius se lamentaba de que, un alumno que estudia cualquier lengua moderna, la aprende en un tiempo prudencial, mientras que pasa años y años con el latín sin ser capaz de saberlo mínimamente bien. Es más, corre serio peligro de llegar a aborrecerlo. Este diagnóstico del siglo XVII sigue siendo válido hoy.
Soy testigo -la verdad que bien reciente- de que un método como el Orberg puede romper esta dinámica tan frecuente en torno al latín: prevención, aburrimiento, abandono..., odio.

Si el profesor procura además aliñar sus clases con las oportunas y frecuentes referencias a la riquísima cultura latina, con visitas a museos, talleres o yacimientos asequibles por su cercanía, con la asistencia a alguna representación teatral, o con alguna celebración (comida romana, por ejemplo), la asignatura no solo abandonará los últimos puestos del ranking estudiantil, sino que incluso pasará a ocupar el status de materia privilegiada. Y no porque durante el curso todo sea sencillo, o se lo pasen bien -que también-, sino porque le ven un sentido. Los alumnos de latín -y de griego-, que antes iban pidiendo perdón a sus compañeros por haber elegido tamañas rarezas, doy fe que ahora presumen de hacer algo que les gusta y de que aprenden... disfrutando.

Quizá muchos piensen que he exagerado un tanto. Pero estoy seguro de que más de un colega puede afirmar algo parecido. Probablemente no consigamos que salgan de nuestras aulas grandes filólogos (o quizá sí...), pero estaremos poniendo nuestro grano de arena para evitar un deterioro monumental de nuestra cultura. Porque, como dice Ian Gibson en ese artículo, sin latín no se puede entender nada de la civilización occidental.

lunes, 17 de agosto de 2009

Cuarenta mil...

Ayer, este blog llegó a las cuarenta mil visitas en apenas tres años. Dicho así, parecen muchas, pero en realidad no suponen más que unas 37 al día.

Las personas veneramos los números redondos: nos suelen gustar. Vienen a ser algo así como una raíz histórica a la que referirse. Además, aprovechamos para hacer un balance del que nos sentimos orgullosos y, si resulta que es verano, se apaña un post sin gran esfuerzo.

Con ésta, son ya 257 las entradas, y 840 los comentarios que han provocado. Hasta aquí, los datos para aumentar la autoestima. Porque leí hace poco que los blogs son una nueva manera de autoafirmación: decir cuanto nos viene en gana, con la esperanza de alguien lo lea.

Con motivo de tal efemérides, ahí van algunas ideas que se me vienen a la cabeza.

Este blog, con sus ilusiones y sus miserias, es hijo sietemesino de Chiron (nació un poco antes que la web colaborativa, pero fue el centauro quien lo provocó. Bueno, más bien una centauresa...). Y, sin Chiron, es posible que ya hubiese pasado a engrosar el cementerio bloguero.

La idea originaria era dirigirme a mis colegas y aportar lo aprovechable que pudiera tener mi experiencia docente. Sé que ese es mi público habitual; pero pronto me sorprendí al enterarme de que algunos alumnos también lo seguían, con más o menos asiduidad. Quizá, muchos de ellos han dejado de hacerlo, pero a mí me alegró en su momento que encontraran algo útil en estas reflexiones. No en vano un alumno de bachillerato tiene unos intereses bastante más cercanos a los nuestros de lo que a veces pensamos.

Alguna polvareda de comentarios se ha levantado por el camino. Las más, buscadas, y casi todas pacíficas. Como la provocada por el "peligro de sacar un diez", o la dedicada al "milagro valenciano", o la que reclamaba "más tiempo para el latín".

En fin, que la vida sigue y el futuro del blog nadie sabe por donde irá, ni siquiera yo mismo. Corre por ahí aquello de que "un blog se alimenta de comentarios". Mientras los haya, esto tendrá sentido. Cuando desaparezcan, será que el blog ya no provoca ningún interés y llegará la hora de echar el cierre...

domingo, 2 de agosto de 2009

El problema no es Bolonia...

Ya no recuerdo donde leí que un profesor universitario de ingeniería animaba a sus alumnos a adquirir una formación más bien genérica, aliñada con una buena dosis de sentido común. ¡Por fin oigo algo alejado de la feroz especialización que llevamos años viviendo en los estudios universitarios.

No puedo ocultar que nunca me gustó la atomización que se llevó a cabo de la antigua carrera de Filosofía y Letras en mil y una licenciaturas, con lo que, por ejemplo, un historiador llega a saber mucho (supongamos) de cada vez menos cosas, lo que quizá conduce a no tener ni idea de latín o de historia de la literatura.

Estoy muy agradecido a la posibilidad que tuve de cursar, en los dos años comunes de la carrera, historia, historia del arte, filosofía, lengua, latín, griego, geografía, literatura y hasta ¡geología física!

Uno puede llegar a entender que sea necesaria una cierta especialización en estudios de carácter eminentemente práctico (sobre todo, cuestiones científicas o técnicas). Pero nunca comprenderé ese afán de compartimentar los conocimientos humanísticos, como si fueran totalmente independientes unos de otros.

Y ahora resulta que, con criterios sobre todo economicistas, se habla de que deben desaparecer ciertos estudios (los de letras, fundamentalmente) cuando no cuenten con un mínimo de alumnado. Se veía venir...

¿Qué pasaría si volviésemos a una licenciatura en Filosofía y Letras, con una parte común y una de especialización? Dos años para adquirir una sólida base humanística, dos más para cursar materias específicas y, en todo caso, el master que está de moda para culminar la especialización.

Claro que hay siempre intereses corporativos que no verían bien un regreso a modelos generalistas... ¿Hay alguna otra solución para que sobrevivan las filologías, historia, historia del arte, geografía, etc?